A Roger Bacon se le atribuye la construcción de la primera lupa con fines científicos.

En 1250, Bacon era un profesor de Oxford que estudiaba la refracción y el reflejo a través de varios experimentos con espejos. Mientras lo hacía, determinó cómo un lente convexo aumentaba un objeto.

Creo que es seguro decir que él se merece un Google Doodle en su honor. Su descubrimiento cambió al mundo tal como lo conocemos y, como una persona que usa anteojos, sus primeros trabajos en óptica han impactado mi vida.

La amplificación aumenta el tamaño de un objeto, permitiéndonos verlo mejor. Mientras yo iba creciendo, la mejor parte sobre de los laboratorios de ciencias implicaba el uso de lupas para tener una visión amplificada de algo.

Como las lupas, la gratitud amplía nuestra visión de Dios. Nos permite mirar más allá de nuestras situaciones actuales y centrarnos en el Soberano del Universo.

De la misma manera que los anteojos ayudan a una persona a ver, la gratitud nos brinda un nuevo par de ojos para ver a Dios con corazones llenos de fe y seguridad. Permite que nuestros corazones clamen en adoración mientras comenzamos a ensalzar y magnificar a Dios por todo lo que ha hecho por nosotros.

Cuando veamos a Dios en toda su gloria y bondad, nos uniremos a David en el Salmo 69 y magnificaremos al Soberano del Universo con alabanza y acción de gracias.