“¿Qué exige el SEÑOR de ti”, pregunta el profeta Miqueas (Miqueas 6: 8), “sino actuar con justicia, amar la misericordia y caminar humildemente con tu Dios?” Estas tareas suenan muy sencillas pero son aparentemente desafiantes.
Nuestro deber, entonces, como cristianos y seguidores de Dios, está anclado en la justicia, el amor y la misericordia y, sobre todo, la humildad, reconociendo el poder soberano de nuestro Dios sobre todo lo demás.
Temer a Dios y guardar sus mandamientos es mi único deber
El fin de todo el discurso oído es este: Teme á Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.
Sirvo a Dios porque es mi cometido, no porque espere alabanza
Así también vosotros, cuando hubiereis hecho todo lo que os es mandado, decid: Siervos inútiles somos, porque lo que debíamos hacer, hicimos.
Dios conoce los nombres de todos los que le sirven y conoce sus responsabilidades
Y el jefe de la casa del padre de las familias de Coath, Elisaphán hijo de Uzziel. Y á cargo de ellos estará el arca, y la mesa, y el candelero, y los altares, y los vasos del santuario con que ministran, y el velo, con todo su servicio.
Es mi deber sagrado hacer lo que sé que es correcto
En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quisiere, y si viviéremos, haremos esto ó aquello. Mas ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala. El pecado, pues, está en aquel que sabe hacer lo bueno, y no lo hace.
Dios presta atención a cómo me conduzco en su servicio
Y no guardasteis el ordenamiento de mis santificaciones, sino que os pusisteis guardas de mi ordenanza en mi santuario.
Mostrar la justicia y el amor de Dios a los pobres es un deber tanto como dar dinero
Empero de lo que os resta, dad limosna; y he aquí todo os será limpio. Mas ay de vosotros, Fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortliza; mas el juicio y la caridad de Dios pasáis de largo. Pues estas cosas era necesario hacer, y no dejar las otras.
Aquellos que ocupan cargos en la iglesia tienen un deber sagrado
Porque cuatro principales de los porteros Levitas estaban en el oficio, y tenían cargo de las cámaras, y de los tesoros de la casa de Dios. Estos moraban alrededor de la casa de Dios, porque tenían cargo de la guardia, y el de abrir aquélla todas las mañanas.
Es mi deber seguir el ejemplo de Cristo
Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavar los pies los unos á los otros.
Estoy obligado a cumplir mis promesas a Dios
Guardarás lo que tus labios pronunciaren; y harás, como prometiste á Jehová tu Dios, lo que de tu voluntad hablaste por tu boca.
La fidelidad es deber de todo aquel que sirve a Dios
Téngannos los hombres por ministros de Cristo, y dispensadores de los misterios de Dios. Mas ahora se requiere en los dispensadores, que cada uno sea hallado fiel.