Jacob sabía que las bendiciones de un padre hacia sus hijos tenían un poder profético.

Entonces, reunió a sus doce hijos para bendecirlos (Génesis 49).

El versículo de hoy es una porción de la lluvia de bendiciones de Jacob sobre la cabeza de su hijo predilecto, José. (Para la bendición completa, ve Génesis 49:22-26). Por la gracia de Dios, tú también puedes reclamar esta como tu bendición, si la crees y la aceptas como tal. Recuerda:

Dios es la fuente de toda bendición.

Todo lo que tenemos proviene de Él. El aire que respiramos, el sol y la lluvia, la belleza de la naturaleza, el amor de los padres, todo proviene de Dios. Él bendice a sus hijos con mucho.

La lista de las bendiciones de Dios es infinita: viajes seguros, nuestros sentidos, un cuerpo sano y en forma, nuestras familias, los alimentos que comemos, la capacidad de sentir y expresar amor; todo proviene de Dios porque Él es el Creador y Maestro de todo. . Y una de las bendiciones que más pasamos por alto es la que se menciona primero en el versículo de hoy: la ayuda de Dios. Su guía divina en nuestra vida diaria es responsable de salvar más relaciones y de que tomemos mejores decisiones de las que jamás podremos comprender por completo.

¡Alabado sea Dios por su maravillosa lluvia de bendiciones!