por Pastor Ken
Y Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente. Este es el primero y el grande mandamiento. Y el segundo es semejante á éste: Amarás á tu prójimo como á ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.
Cuando se le pregunta cuál es el mandamiento más importante, Jesús responde que el mandamiento más importante es amar a Dios y el segundo es amar a tu prójimo.
En ambas declaraciones, la palabra “amor” en el texto griego original es “ágape”, que se define como “amor espiritual y desinteresado en su forma más sublime”. En otras palabras, es el grado de amor que Dios tiene por nosotros.
Tú y yo no poseemos este tipo de amor por nuestra cuenta. La única forma en que podemos amar a Dios y a los demás con amor ágape es aceptar a Jesús como nuestro Salvador y dejar que Dios nos llene de su amor. Esto es amar al Señor nuestro Dios con todo nuestro corazón, alma y mente.
Acepta a Jesús como tu Salvador, ama a Dios al entregar humildemente tu vida a Él en obediencia fiel. Al hacerlo, la respuesta natural para ti será compartir ese amor ágape con los demás. Esto es amar a tu prójimo como Jesús te amó.
Así que tómate un tiempo hoy para pensar en lo que significa amar a Jesús con todo tu corazón, alma y mente. Deja que el dulce amor incondicional que Él ofrece te inunde a ti y también a los demás.
¿Cómo puedo realmente amar a Dios con todo? ¿Cómo mi amor por Dios abarca todo lo que tengo: mi cónyuge, mis hijos, mis amigos, mi casa, mis mascotas, mi ropa, mis herramientas, mis teléfonos celulares, mi música, mis películas, mis computadoras y mi tiempo?
Querido Jesús, gracias por amarme tanto. Te amo y pido que tu desbordante amor llegue también a todas las personas con las que me encuentre hoy para tu gloria. En tu amado nombre oro, Amén.