Madison, la hija de nueve años de Anna, es una chica poco femenina de principio a fin.

Solo hay uno o dos vestidos en su armario para ciertas ocasiones especiales. Sin embargo, el problema surgió cuando Madison no pensó que la boda de su tía fuera una de esas ocasiones especiales.

Después de tratar de razonar con Madison, Anna finalmente dijo: “Este día no se trata de ti o de lo que quieres. Este es el día especial de tu tía y vas a hacer todo lo posible para ayudar a que eso suceda, y vestirte apropiadamente es una de esas cosas”.

Lo mismo se puede decir acerca de cómo tú y yo nos presentamos ante Dios.

Puede que no siempre estemos de acuerdo con la forma en que Dios quiere que nos presentemos en el servicio o cómo le respondamos a los demás, pero la verdad del asunto es: no se trata de nosotros. Se trata de Dios y agradarle a Él, porque Él es santo y merece lo mejor de nosotros todo el tiempo.

¿Qué actitudes, hábitos o acciones estás “usando” que no son agradables a Dios? Toma una acción definitiva hoy para cambiar, “vistiendo” tu espíritu para la ocasión de servirle.