Hace varios años, hice el compromiso con Dios de que nunca aceptaría un trabajo de redacción que lo deshonrara.

Ha habido ocasiones en las que me han ofrecido proyectos lucrativos para escribir sobre temas con los que no concuerdo. Los he rechazado. Incluso se me pidió que escribiera algo en nombre del cristianismo que no está de acuerdo con la enseñanza bíblica. También lo rechacé.

Ahora bien, cada vez que me han ofrecido uno de estos proyectos, tenía necesidades financieras adicionales: anteojos nuevos, trabajo dental, un viaje de emergencia y otras cosas por el estilo. La necesidad de dinero extra podría haberme facilitado la justificación de la “necesidad” de romper mi regla. Pero no lo hice y Dios fue fiel.

Cada vez que dije “no” a deshonrar a Dios, él honró mi fidelidad proveyéndome con un trabajo que le traería gloria y un pago mayor al de los proyectos que rechacé.

Muchas personas que conozco han tenido experiencias similares a las mías. Cuando han estado en necesidad, Dios proveyó milagrosamente. Cuando estaban casi seguros de que no tenían suficiente, Dios multiplicó “su pan y su pescado”.

Uno no puede inventar estas cosas.

La fidelidad de Dios al suplir nuestras necesidades y bendecirnos con las cosas que queremos es más emocionante y sorprendente que cualquier historia jamás contada.