Restaurando Al Rechazado

por Ami Hendrickson

Jeremías 30:17

Mas yo haré venir sanidad para ti, y te sanaré de tus heridas, dice Jehová; porque Arrojada te llamaron, diciendo: Esta es Sión, á la que nadie busca.

A mis perros les encanta retozar en el bosque y en el campo, siempre al acecho de algo interesante.

Nuestro paseo es lo más destacado de su día perruno.

Pero no importa cuán felices estén los perros de ir a deambular conmigo, rara vez damos un paseo sin Zephyr, la más joven, rondando en lo indescriptible. Tiene talento para encontrar el rastro más asqueroso y cubrirse con él.

Nuestras caminatas a menudo terminan con Zephyr recibiendo un baño muy necesario. Mientras la lavo con el champú, masajeando la espuma que quita el olor de lo que sea que esté cubriendo su pelaje, los otros perros acecharán en la periferia, temerosos de acercarse demasiado para que no los bañe también.

Cada vez que baño a Zephyr, actúa arrepentida. Pero sé que en cuanto volvamos a dar un paseo, necesitará otro baño.

Con demasiada frecuencia, mi caminar con Dios refleja los paseos de Zephyr conmigo. Espero pasar tiempo con mi Señor. Pero luego sigo mi propio camino y termino cubierta de la suciedad de este mundo. El versículo de hoy es un recordatorio constante de que no importa lo que los demás puedan pensar, no importa mi mal olor, Dios promete limpiarme. No soy su mascota; Soy su hija. Él me restaurará.

Todo lo que necesito hacer es permitirle que lo haga.


Reflexión

Cuando me siento rechazado, ¿cuál es mi respuesta a Dios? ¿Cómo quiero responder?


Plegaria

Santo Señor, reclamo tus promesas de salud y restauración. Por favor, lávame y límpiame. Gracias por amar a este marginado tan ampliamente. En el precioso nombre de Jesús oro, amén.