Inmediatamente después del alto momento espiritual del versículo de hoy, en 1 Reyes 18, Elías estaba seguro de que él era el único que quedaba de los que amaban al Señor.

Se sentía aislado y temía por su vida, pero Dios le aseguró a Elías que no estaba solo. Dios no solo proveyó para las necesidades físicas de Elías, sino que también exhibió Su poder y santidad a través de Elías a cientos de incrédulos.

Cuando los discípulos estaban con Jesús justo antes de su regreso al cielo en Mateo 28, estaban experimentando mucho nerviosismo, ansiedad y dolor.

No estaban listos para enfrentar al gobierno romano y sus propios líderes judíos sin Jesús. No estaban listos para despedirse del hombre que había sido su compañero constante durante tres años; el hombre que ahora entendían era su Salvador y Mesías, el Hijo de Dios. Pero Jesús se encargó de eso. Sus últimas palabras fueron una promesa. Jesús prometió estar con ellos siempre. Para siempre.

La promesa de Jesús de estar con los discípulos “… hasta el fin del mundo” no era solo para ellos. Su promesa es para ti también.

Tu rostro, tus pensamientos, los deseos de tu corazón, todo sobre ti está grabado para siempre en el corazón y la mente de Dios. ¡Alabado sea el Señor! Él y Su Hijo, tu Salvador, Jesús, estarán contigo siempre.