por Beatrice Jean-Baptiste
Venid á mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar.
La palabra “ven” es una invitación.
Te da la bienvenida para que participes e interactúes con el orador que solicitó tu presencia. Ejemplos como “Por favor, pasa”, “Ven con nosotros” o “Ven a verme”, todos sugieren un deseo de conectarse.
Como humanos, prosperamos en la conexión y la intimidad. Fuimos hechos para la comunidad. Disfrutamos en recibir invitaciones a eventos sociales que fomentan nuestro deseo innato de conectarnos.
¿Alguna vez has recibido una invitación a una reunión social y la idea de ir te hizo sonreír al imaginar el evento y los amigos que asistirían? En el versículo de hoy, Jesús ha enviado una invitación que garantiza dejarte satisfecho. Él promete que después de responder a su invitación, serás más ligero y más pleno de lo que eras antes.
Jesús te está invitando a disfrutar de su presencia. Allí encontrarás un descanso genuino, el descanso que tu alma ansía. Estás a solo una decisión de disfrutar de la tranquilidad.
Hoy, tus pesadas cargas te pueden ser quitadas. Eso es lo que Jesús hace mejor: Él comparte nuestras cargas. Tus cargas no pueden abrumar a Jesús porque su último deseo es darte un manantial de paz.
Ven a Él, comprométete e interactúa con Él, y encuentra descanso para tu alma.
¿Cómo responderé a la invitación de Jesús a descansar? ¿Qué cargas le daré?
Bondadoso Redentor, acepto tu invitación al descanso. Hoy te entrego todas mis cargas y te pido que me concedas tu paz celestial. En el nombre de Jesús oro, Amén.