“¡La paz sea con vosotros!” fue el saludo de Jesús a sus seguidores después de su resurrección.

La palabra hebrea utilizada habría sido shalom, que era el saludo hebreo común de la época. La palabra significa “paz”, pero se usó para “hola” y “adiós” para indicar buenos deseos a las personas con las que se estaba hablando.

La paz de Jesús ayudó a innumerables cristianos primitivos a resistir la persecución, incluso cuando los llevó a la muerte. Su saludo de paz fue un recordatorio y una promesa para ellos de que mientras mantuvieran la fe, conocerían una paz en su corazón, alma y mente que nadie les podría quitar.

La paz de la que habló Jesús es la misma paz que Él nos ofrece hoy: una paz que el mundo no puede dar ni quitar. La paz de Jesús proviene del conocimiento de que has tomado los dones que se te ofrecen: el perdón de tus pecados y el amor incondicional de Dios el Padre y de Jesús el Hijo.

Hoy y siempre, asegúrate de tener la paz de Jesús en tu corazón. No tengas miedo del dolor, la persecución o las pruebas. Tienes un Salvador que nunca te dejará. Su paz estará contigo siempre.

Disfruta plenamente del shalom de Jesús en el caos de esta vida.