Para alentar la asistencia fiel a la iglesia, algunos pastores predican la historia del hombre que no asiste al servicio de adoración, sino que elige jugar golf en su lugar, racionalizando sus acciones al decir que puede adorar a Dios entre los campos de golf y los árboles mejor que en cualquier otro edificio o templo.

Pero por supuesto esto es solo una excusa, y el golfista lo sabe.

Dios ha ordenado que nos reunamos cada semana (y más) para adorarlo, aprender de Él y disfrutar del compañerismo de los demás.

Pero si bien no debe usar la excusa del golfista para faltar a la iglesia, tampoco debe cometer el error opuesto: pasar todo el tiempo en edificios hechos por el hombre y nunca entre los verdes y los árboles de la creación de Dios.

Ya sea haciendo jardinería, caminando por el parque, caminando por las montañas, nadando en el océano, andando en bicicleta, acampando, no hay nada como ser testigo de la gloria de Dios de primera mano a través de las cosas que Él ha creado. Los atributos divinos de Dios se ven claramente a través de la naturaleza, pero tenemos que separarnos del mundo fabricado por el hombre para apreciar esto verdaderamente.

Entonces, no faltes a la iglesia esas mañanas de “Sabbath”. Pero tampoco descuides la “Iglesia sin muros”, que ilustra la naturaleza de Dios.