por Heather Tietz
Y alegraréme con ellos haciéndoles bien, y los plantaré en esta tierra en verdad, de todo mi corazón y de toda mi alma.
Mi primer embarazo tenía mi mi alma y corazón.
Ese bebé en crecimiento consumía todos mis movimientos. Me duché con agua fría. Contuve la respiración en las gasolineras. Bebí sólo agua embotellada. Rechacé los jacuzzis, las carnes procesadas, los analgésicos, el bloqueador solar, los marcadores permanentes; Yo estaba realmente por encima.
A través del profeta Jeremías, Dios profesó su amor incondicional por su pueblo, a pesar de que le habían sido infieles una y otra vez.
Jeremías les advirtió que serían exiliados a Babilonia por su infidelidad, por su amor a los ídolos, por su desdén por los pobres, pero como está escrito en Jeremías 32, Dios les aseguró que cuando sus corazones se arrepintieran, algún día volverían a su amada Jerusalén. Permanentemente.
La nación judía introdujo el amor de Dios al mundo. Desde Jesús, está claro que Dios está ofreciendo Su alma y corazón a todas las personas. Las Escrituras nos muestran que Dios persiguió con amor a los crueles ninivitas, a los orgullosos babilonios, a los audaces centuriones romanos, a los deshonestos recaudadores de impuestos judíos, a los simples pescadores, a los rabinos que hacían cumplir las reglas y a los griegos idólatras. Su corazón y su alma están ansiosos por CUALQUIER pueblo arrepentido. Él nos invita a todos a nacer en Su familia.
Él quiere derramar Su amor sobre todas las personas y plantar a aquellos que lo deseen con seguridad en Su Nueva Jerusalén, en el cielo, con Él.
¿A quién amo con todo mi corazón y mi alma? ¿A quién lucho por amar? ¿Cómo puedo ayudarme a mí mismo a actuar con amor hacia ellos?
Querido Dios, gracias por amar a la gente. Ayúdame a recordar Tu gran amor por todos y Tu deseo apasionado de que todas las personas conozcan Tu amor y lleguen a amarte. Ayúdame a compartir tu amor con los que me rodean. Oro en el nombre de Jesús, Amén.