Cuando la reina Vasti rechazó la petición del rey persa Asuero de presentarse ante sus invitados, Ester fue una de las muchas mujeres jóvenes traídas al palacio para que el rey eligiera el reemplazo de Vasti.

El tío de Ester, Mardoqueo, la crió después de la muerte de sus padres. Él le dijo que no revelara su origen étnico. Cuando Ester finalmente apareció ante el rey, él “amó a Ester más que a todas las mujeres, y ella obtuvo favor y bondad delante de él más que todas las vírgenes” (Ester 2:17). Enamorado de su belleza, su gracia y carácter, Asuero la convirtió en su nueva reina.

Amán, el consejero de mayor confianza del rey, conspiró para matar a Mardoqueo y a los judíos, el pueblo de Ester. Mardoqueo informó a Ester de esto. “Si callas ahora”, dijo, “a los judíos les llegará alivio y liberación de otro lugar, pero tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Quién sabe si no has llegado al reino para un momento como este? (Ester 4:14).

Ester dijo: “si perezco, que perezca”.

Valientemente fue a pedirle al rey que salvara a su pueblo, y el rey lo hizo. Así, Ester salvó a su pueblo de un complot para matarlos.

Dios te llama a hacer una gran diferencia, tal como lo hizo Ester en su tiempo. Puedes enfrentar desafíos formidables con el gran valor que Jesús pone dentro de ti.

Sí, todo lo puedes en Cristo que te fortalece.