Dos Palabras Que No Se Usan A Menudo Juntas

por Darla Noble

Nehemías 12:43

Y sacrificaron aquel día grandes víctimas, é hicieron alegrías; porque Dios los había recreado con grande contentamiento: alegráronse también la mujeres y muchachos; y el alborozo de Jerusalem fué oído de lejos.

“Sacrificio” y “Regocijo”.

Estas dos palabras no se usan juntas a menudo, pero deberían. Deberíamos regocijarnos cuando nos sacrificamos, devolviendo algo a Dios o a alguien cuyas necesidades son mayores que las nuestras.

Claro, es fácil preparar una comida para una familia en duelo o para una madre primeriza. Cuando expresan su agradecimiento, podemos decir con un corazón sincero: “No hay problema. Estamos contentos (nos regocijamos) de haber podido ayudar”.

Pero ¿estaríamos tan contentos, o tan dispuestos, si preparar esa comida significara que tuviéramos menos, o nada en absoluto, para el día?

¿Qué hay de sacrificar ese par de jeans de marca que queremos y poder comprar dos pares por el mismo precio y regalar uno? Cuando compras regalos para una colecta de juguetes de Navidad, ¿compras cualquier cosa que esté en oferta con la actitud de que “esos niños” solo deben alegrarse de recibir algo? ¿O te regocijas en el sacrificio de dar algo que un niño realmente disfrutará, aunque eso signifique gastar menos en ti o en alguien que conoces y amas que no tiene necesidad?

No importa cuál sea el sacrificio — tiempo, dinero, “cosas”, tus conocimientos — regocíjate en el hecho de que Dios quiere usarte para su obra.

Sacrifica con un corazón que se regocija, sabiendo que Dios te honrará por tu fidelidad y tu buen corazón para con su pueblo.


Reflexión

¿Qué estoy dispuesto a sacrificar por alguien y alegrarme por ello?


Plegaria

Querido Dios, por favor ayúdame a recordar que todo lo que tengo es tuyo. Ayúdame a compartirlo de buena voluntad con los demás. En el nombre de Jesús oro, Amén.