Cánticos del Corazón

por Ami Hendrickson

Colosenses 3:16

La palabra de Cristo habite en vosotros en abundancia en toda sabiduría, enseñándoos y exhortándoos los unos á los otros con salmos é himnos y canciones espirituales, con gracia cantando en vuestros corazones al Señor.

El anciano se encorvó en su silla de ruedas, con los ojos vacíos, mirando a la nada.

Durante los últimos años, el Alzheimer le había robado lentamente la memoria, borrando a su esposa, sus hijos, sus nietos, incluso la capacidad de cuidarse a sí mismo, de su vida.

Ahora vivía en un asilo de ancianos. La cáscara vacía de lo que alguna vez fue, derivaba en una lóbrega combinación del pasado y el presente, con apenas una vaga consciencia de lo que había perdido.

Entonces, un día, una enfermera le colocó unos auriculares en los oídos. Pulsó un botón y sonó la música. Una melodía lo llenó.

Sus ojos se abrieron con sorpresa. Sus manos se movieron, marcando el tiempo. Sus pies golpeaban a un ritmo que por primera vez había escuchado mucho tiempo atrás cuando aún era joven.

“¿Conoces la canción?” preguntó su enfermera.

Él asintió, hablándole sobre la banda, el cantante y los recuerdos que la música había desbloqueado. Durante el tiempo que duró la canción, se mantuvo alerta y consciente.

La música tiene un poder especial. Incluso cuando la mayor parte de nuestros recuerdos han sucumbido a la edad y la enfermedad, una canción puede traerlos de vuelta a nosotros. Por eso es tan importante llenar nuestra memoria musical con cánticos de Jesús y de su gracia. Con tales cánticos en nuestro corazón, nunca olvidaremos el amor eterno de Dios.


Reflexión

¿Qué cánticos hay en mi corazón? ¿Qué recuerdos me traen cuando los escucho?


Plegaria

Querido Dios, gracias por amarme. Ayúdame a entonar cantos de tu amor por siempre. En el querido nombre de Jesús, oro, Amén.