Pasando La Prueba

por Heather Tietz

Santiago 1:2-3

Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando cayereis en diversas tentaciones; Sabiendo que la prueba de vuestra fe obra paciencia.

¿Eres saludable? Es difícil saberlo sin una prueba o dos.

La Dra. Ruth Heidrich tiene más de ochenta años. Se somete regularmente a autocontroles porque rutinariamente somete su cuerpo a pruebas inusualmente rigurosas: ¡corre maratones y triatlones!

Heidrich no siempre fue tan saludable.

A la edad de cuarenta y siete años, le diagnosticaron cáncer de mama en etapa cuatro. Pero esa terrible prueba no fue el final de ella; en cambio, la fortaleció y la mejoró.

Heidrich hizo algunos cambios drásticos en su estilo de vida, cambios que no solo la salvaron del cáncer, ¡sino que también la nombraron una de las diez mujeres más en forma de América del Norte!

La vida pone a prueba nuestra salud física y espiritual. Nos pone a prueba cada vez que nos enfrentamos a una discapacidad, cuando el médico nos da malas noticias, cuando enfrentamos incertidumbre financiera, cuando nuestras relaciones se tambalean. Nadie vive una vida sin pruebas.

Las pruebas, incluso las que fallamos, no son el final.

Las pruebas de vida de todo tipo pueden mejorarnos, haciendo crecer tanto nuestro espíritu como nuestro cuerpo. Pueden simplificarnos, humillarnos y acercarnos a Jesús a medida que nos apoyamos en Él en busca de consuelo y sabiduría.


Reflexión

¿Cómo está mi salud espiritual? ¿A qué pruebas me he sometido recientemente? ¿Cómo me han fortalecido?


Plegaria

Señor celestial, te alabo por soportar cada prueba conmigo. Sé que nunca me pondrás a prueba con más de lo que puedo manejar. Que siempre recuerde poner mi fe en Ti mientras me ayudas a perseverar hasta el final. En el amado nombre de Jesús oro, Amén.