por Heather Tietz
Clemente y misericordioso es Jehová, Lento para la ira, y grande en misericordia.
Desde los inicios de la civilización, la gente ha estado creando dioses.
Los griegos adoraban a doce dioses principales, pero había miles de dioses domésticos que recibían la mayor parte de su atención. Los romanos adoptaron una multitud de dioses en su sociedad. Los egipcios tenían casi 9.000. ¡Las escrituras hindúes reconocen 330 millones de dioses!
Todos fueron creados por el hombre para satisfacer diferentes necesidades o explicar diferentes sucesos de la naturaleza: muerte, nacimiento, terremotos, guerra, lluvia, crecimiento, protección, fuerza, salud, caza y fertilidad. Ningún dios manejó todo. De hecho, varios de ellos estaban demasiado ocupados peleando, entregándose a la juerga, satisfaciendo sus propios deseos o su ira, como para desarrollar un gran interés por los humanos.
Jehová es diferente.
No hay dios como Él. Él es uno. Sin embargo, Él lo es todo. Contiene todos los atributos deslumbrantes que han sido divididos en las miles de deidades creadas en el mundo. Él solo contiene todo. La humanidad no necesita nada más. No necesitamos que nadie más cuide de nosotros. Porque en Jehová tenemos justicia, poder, previsión. Tenemos generosidad, bondad, paciencia, perdón, ternura y amor. Nuestro Dios no discute. No compite en absoluto con otras deidades. Es el único que existe.
Él es más que suficiente.
¿Qué tres cualidades de Dios encuentro más valiosas en mi vida?
Dios santo y misericordioso, gracias por encarnar los atributos de gracia, misericordia, justicia y amor. Gracias por saber mi nombre y por amarme como a tu hijo. Estoy humillado en tu presencia y te amo. En el nombre de Cristo Jesús oro, Amén.