por Pastor Ken
Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado: Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
Hay cuatro bendiciones que Dios ofrece a alguien con un espíritu quebrantado o un corazón roto.
Primero, el quebranto expone una luz interior. Cuando el ejército de Gedeón rompió sus cántaros de barro, la flama brilló y la oscuridad desapareció (Jueces 7:19). Los cristianos están llamados a ser la “luz del mundo” (Filipenses 2:15). A menudo, debemos ser quebrados para que brille la luz del Señor.
Segundo, el quebranto produce nueva vida (Juan 12:24). El cuerpo quebrantado de Jesús en la cruz te dio vida eterna. Tu voluntad debe ser quebrantada para que hagas la suya. Tus agendas deben romperse para que Dios pueda dirigir tu camino, mostrándote cosas grandes y maravillosas (Job 5:9; Job 9:10).
Tercero, cuando estés quebrantado, como María rompió el vaso de alabastro (Marcos 14:3), todo lo que hay dentro de ti será desatado. Todo lo valioso que llevas dentro desprenderá un dulce aroma para Jesús y para los demás. El quebrantamiento libera la fragancia de un servicio humilde.
Cuarto, el quebrantamiento permite la multiplicación. Así como Jesús partió los siete panes y los peces para alimentar a miles (Mateo 15:36), cuando permites que Dios te quiebre, Él te multiplicará.
Dios solo te quiebra para bendecirte. Entrega tu quebranto y las bendiciones de Dios comenzarán. En el momento en que abandones la dependencia de tus propios recursos y te sometas a la voluntad de Dios, Él aceptará tu sacrificio, satisfará tus necesidades y aún más.
¿Qué es lo que realmente quiero que Dios haga en mi vida? ¿Estoy dispuesto a darle mi quebranto? ¿Creo que Él puede restaurarme? ¿Le confío mis sueños? ¿Por qué sí o por qué no?
Crea en mí un corazón limpio, oh Dios. Renueva un espíritu recto dentro de mí. En el nombre de Jesús oro, Amén.