Las Compañías Que Mantenemos

por Darla Noble y Joyverse

1 Juan 3:7-8

Hijitos, no os engañe ninguno: el que hace justicia, es justo, como él también es justo. El que hace pecado, es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.

Lucinda era una adolescente dulce y algo tímida.

Criada en un hogar cristiano sólido, sabía que su relación con el Señor tenía que ser personal para ser real. Pero cuando fue a la universidad pensó que podría salir con amigos que “se divertían mucho” sin que eso afectara su moral y sus acciones.

¡Por supuesto que estaba equivocada! En poco tiempo, Lucinda se convirtió en el alma de la fiesta, especialmente cuando estaba borracha.

La noche en que arrestaron a Lucinda por DWI y consumo de alcohol por menores de edad, cayó de rodillas avergonzada y humilde.

Sabía que estaba cosechando lo que había sembrado. Pero también sabía que Dios podría solucionar esta horrible situación usándola como su llamada de atención. Lucinda se dio cuenta de que había permitido que sus supuestos amigos la desviaran.

Lucinda tuvo que hacer algunos cambios significativos en sus acciones, y eso comenzó con la compañía que tenía. Aunque amaba a las personas con las que había estado saliendo y festejando, sabía que necesitaba cultivar amigos fuertes y piadosos que la ayudaran a levantarse en lugar de arrastrarla hacia abajo.

El apóstol Juan sabía cuán fuerte puede ser la influencia de nuestros amigos. Por eso su consejo en el versículo de hoy es tan pertinente ahora como lo fue hace dos mil años: ¡que nadie os engañe!


Reflexión

¿Quiénes son mis amigos piadosos más fuertes? ¿Qué es lo que más valoro de su amistad?


Plegaria

Querido Dios, por favor mantén mis ojos, mi corazón y mi mente bien abiertos a la verdad de lo que es bueno y lo que es malo. Ayúdame a elegir sabiamente a mis amigos. En el nombre de Tu Hijo te lo ruego. Amén.