por Pastor Ken
Yo soy Alpha y Omega, principio y fin, el primero y el postrero.
Las últimas palabras de Jesús aquí en la tierra fueron la promesa de que Él siempre estaría con nosotros (Mateo 28:18-20).
Eso significa que cuando aceptas a Jesús como tu Salvador, si le permites dirigir tu vida, tendrás el futuro que Dios quiere que vivas.
La Biblia habla de todo tipo de cambios que ocurrieron cuando la gente creyó en Jesús.
Los ciegos recuperaron la vista. Los sordos oyeron. El lisiado corrió como un ciervo. Los enfermos fueron sanados.
Ladrones, adúlteros, prostitutas e incluso aquellos que habían entregado sus almas a Satanás fueron perdonados cuando se arrepintieron y entregaron sus vidas a Jesús.
Algunos, como Esteban, murieron por Jesús.
Cuando lo apedrearon, él, lleno del Espíritu Santo, miró fijamente al cielo. Allí vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie junto a Dios, y dijo: “He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre de pie a la diestra de Dios” (Hechos 7:55-56).
Aunque estés pasando por el peor momento de tu vida, o si la muerte está cerca, como le pasó a Esteban, recuerda que Jesús está contigo. Él te hizo desde el origen de tu vida. Cristo estará contigo, guiándote hacia el futuro hasta tu último aliento, y aún después.
¿Cómo puedo planificar mi vida con Jesús, que sabe lo mejor para mí desde el principio hasta el final?
Querido Señor Eterno, gracias porque Jesús está conmigo siempre. Por favor, llévame al futuro que has planeado para mí. En el hermoso nombre de Jesús oro, Amén.