El Cristiano De Closet

por David Haase

1 Corintios 10:31

Si pues coméis, ó bebéis, ó hacéis otra cosa, haced lo todo á gloria de Dios.

Inesperadamente, una mañana, mi esposa me pidió que la llevara a la iglesia.

Sabía exactamente adónde quería ir. Así que fuimos.

La bienvenida fue cálida, pero no excelente. Aun así decidimos volver la semana siguiente.

Anteriormente había sido lastimado por una iglesia y era reacio a involucrarme, sino a solamente asistir una vez a la semana. Pero el predicador estaba predicando acerca de Nicodemo (Juan 3). Llamó a Nicodemo un “cristiano de closet” — tenía miedo de proclamar a Jesús como su Salvador, pero creía lo suficiente como para ir a Jesús por la noche e incluso lo defendió ante las autoridades.

El predicador luego preguntó: “¿Cuántos cristianos de closet tenemos aquí hoy?” Sentí que me estaba mirando cuando hizo esa pregunta.

El salir de la iglesia ese día fue profundamente diferente para mí. Yo era exactamente lo que decía el predicador: ¡UN CRISTIANO DE CLOSET!

Mi vida empezó a cambiar ese día. Cada día me esforcé por mejorar.

Mi esposa y yo comenzamos a asistir a estudios bíblicos y nos unimos a la iglesia. Me involucré más y asistí a clases de oratoria para laicos. Las cosas materialistas ya no importaban tanto. Finalmente, me convertí en pastor. Hoy ya no mantengo mi fe oculta.

¡Estoy orgulloso de decir que soy un siervo llamado por Dios! ¿Y tú?


Reflexión

¿He sido culpable últimamente de ser un cristiano encubierto? ¿Qué me está llamando Dios a hacer para su gloria?


Plegaria

Señor del cielo, gracias por tu Hijo Jesucristo. Gracias por aquellos que abrieron mis ojos, permitiéndome abrir mi corazón. Que todo lo que haga sea para tu gloria. En el nombre de Jesús oro, ¡Amén!