por Heather Tietz
Y decía Jesús á los Judíos que le habían creído: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; Y conoceréis la verdad, y la verdad os libertará.
El cristianismo es acción.
Es muchas cosas — filosofía, teología, tradición — no obstante, es primeramente acción. Más que el conocimiento de libros, más que una gran convicción, el cristianismo mueve a los creyentes a la acción piadosa.
Cuando Jesús insta a las personas a permanecer en su palabra, no está hablando de caminar todo el tiempo con La Biblia en la mano. Las personas en su tiempo no tuvieron acceso a un ejemplar de bolsillo del Antiguo Testamento. Y las palabras de Jesús aún no se escribían. Ellas apenas comenzaban a grabarse en el corazón de las personas.
La palabra “permanecer” en el versículo de hoy significa “cumplir” o “ser uno con”. Jesús dijo que somos sus discípulos cuando vivimos sus palabras, cuando permanecemos en Él, cuando actuamos como Él, todo el día, cada día.
El Espíritu Santo nos cambia. Llevamos evidencia de Él en nuestras decisiones, en cómo tratamos a nuestra familia, a nuestros compañeros de trabajo, a nuestros vecinos, a esa persona que robó nuestro espacio de estacionamiento y a esa mamá con el niño que grita en el asiento de al lado.
El amor, la alegría, la paz, la paciencia, la bondad, la fidelidad y el dominio propio son nuestra vestimenta. Cubrimos nuestros cuerpos con ellos.
Nuestras hormonas inestables, nuestras extremidades cansadas, nuestros sentimientos vacilantes deben cubrirse con la oración y las palabras de Dios. Así es como “permanecemos” con Cristo: actuando y buscando continuamente a Dios.
¿Cómo puedo reprogramar mi día para tener más tiempo para estudiar activamente la Palabra de Dios y memorizar las Escrituras?
Querido Jesús, tú eres la Palabra. No quiero nada más que permanecer activamente junto a ti. Por favor lléname con tu Espíritu. Sólo tu verdad me hace libre. En tu nombre oro, Amén.