La etapa de la que la mayoría de los padres piensan que sus hijas saldrán al crecer, yo nunca la dejé.

Cualquier oportunidad que tengo de montar a caballo, alrededor de caballos o hablando de caballos, ahí estoy. El lenguaje del mundo de los caballos tiene sentido para mí. Entiendo las cosas que otra “gente de caballos” discute.

Sin embargo, cuando trato de hablar con amigos no-amantes de caballos, una mirada de interrogación aparece en sus rostros. Lo que les digo es una tontería para ellos; no pueden entenderlo a menos que se los muestre.

Pablo dice que esto es como el mensaje de la cruz. En el versículo de hoy, dice que “la palabra de la cruz es locura para los que se pierden”. Es una locura porque, incluso con todo su conocimiento, las personas que no son salvas no pueden entender el mensaje de la cruz.

En el versículo anterior (1 Corintios 1:17), Pablo dice que fue enviado a predicar el evangelio, pero no con un discurso elocuente. Cuanto más complicamos nuestro mensaje, más absurdo se vuelve para aquellos que aún no han descubierto la verdad y el poder de la cruz.

Necesitamos ser llenos del Espíritu, para que podamos hablar y actuar de una manera que conectemos con otros. Esto significa abandonar la jerga de la iglesia y comenzar a vivir nuestro mensaje, hablando en términos con los que todos puedan relacionarse.