por Heather Tietz
POR tanto, si hay alguna consolación en Cristo; si algún refrigerio de amor; si alguna comunión del Espíritu; si algunas entrañas y misericordias, Cumplid mi gozo; que sintáis lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda ó por vanagloria; antes bien en humildad, estimándoos inferiores los unos á los otros: No mirando cada uno á lo suyo propio, sino cada cual también á lo de los otros.
Familia.
Pablo anima a la iglesia de Filipos a cambiar de un mero vecindario de creyentes a una familia muy unida de hermanos y hermanas en Cristo. Él es el Padre de la iglesia primitiva. Como cualquier padre, suplica: “¡Hijos, por favor, ÁMENSE unos a otros!”.
El amor a la familia requiere hacer a un lado el egoísmo todos los días. No podemos controlar cómo nos tratan nuestros hermanos en Cristo, así que nos disciplinamos para amar sin importar nada. Limpiamos nuestros propios defectos lo más rápido que podemos, y somos pacientes y amables cuando nuestros hermanos cristianos pecan. Les ofrecemos apoyo en sus logros, y guardamos nuestros propios trofeos para realizarlos tranquilamente más tarde.
Amar a la familia es estar alerta sobre cuándo y cómo ayudar. Ese amor es práctico, activo, real y pronto a la acción. No es fácil. Se necesita la fuerza de Dios para ser misericordioso como Él, ser humilde como Él, extender bondad como Él.
No te desanimes.
Tu frustración con la dificultad de hacer lo correcto te mantiene cerca de Dios, pidiéndole su ayuda. Necesitamos la fuerza de nuestro Padre para amar a nuestros hermanos como lo hace Jesús. ¡Llénate continuamente con el Espíritu de gracia de Dios, manteniendo a la familia de creyentes en oración a Dios!
¿Cómo puedo tratar a mis hermanos cristianos y a las personas necesitadas como familia?
Querido Señor, ayúdame a no insistir en mis deficiencias o en la de los demás. Por favor, lléname con tu Espíritu, para que pueda amar a los demás como tú lo haces: incondicionalmente y con una gracia infinita, de la manera en que tú me sigues amando. En el dulce nombre de Jesús oro, Amén.