Cada individuo enfrenta rechazo alguna vez, ya sea a nivel social, familiar, laboral y aún de sí mismos. El dolor al rechazo puede controlarnos, envenenando todas las relaciones que nos rodean.
El enemigo usa el rechazo para convencernos de que no somos amados, que somos indignos o que no somos aceptados. Jesús dijo que el enemigo viene a robarnos, matarnos y destruirnos, pero Dios quiere darnos vida en abundancia (Juan 10:10).
¡Dios nos ama! Nos acepta como sus hijos. Él nos ve como dignos porque Jesús murió por nosotros. Pase lo que pase, Dios nunca te rechazará.
Cuando lloro, el Señor me escucha y me libra de toda angustia, incluido el rechazo
Clamaron los justos, y Jehová oyó, Y librólos de todas sus angustias. Cercano está Jehová á los quebrantados de corazón; Y salvará á los contritos de espíritu. Muchos son los males del justo; Mas de todos ellos lo librará Jehová. El guarda todos sus huesos; Ni uno de ellos será quebrantado.
El mundo rechazó a Jesús mucho antes de que yo luchara contra el rechazo
Si el mundo os aborrece, sabed que á mí me aborreció antes que á vosotros.
Incluso si mi familia me rechaza, Dios me reclama como suyo
Aunque mi padre y mi madre me dejaran, Jehová con todo me recogerá.
Dios no me está rechazando si Él no me concede mis peticiones
Por lo cual tres veces he rogado al Señor, que se quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi potencia en la flaqueza se perfecciona. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis flaquezas, porque habite en mí la potencia de Cristo.
Dios promete que no rechazará a su pueblo
Porque no dejará Jehová su pueblo, Ni desamparará su heredad.
La parábola que contó Jesús del fariseo y el publicano ilustra cómo Dios acepta a los humildes y rechaza a los orgullosos
Y dijo también á unos que confiaban de sí como justos, y menospreciaban á los otros, esta parábola: Dos hombres subieron al templo á orar: el uno Fariseo, el otro publicano. El Fariseo, en pie, oraba consigo de esta manera: Dios, te doy gracias, que no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; Ayuno dos veces á la semana, doy diezmos de todo lo que poseo. Mas el publicano estando lejos no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que hería su pecho, diciendo: Dios, sé propició á mí pecador. Os digo que éste descendió á su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se ensalza, será humillado; y el que se humilla, será ensalzado.
Jesús mismo fue rechazado; Él cargó con el castigo por todos los pecados
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fué por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados: el castigo de nuestra paz sobre él; y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino: mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
Puedo estar contento, sabiendo que Dios nunca me abandonará
Sean las costumbres vuestras sin avaricia; contentos de lo presente; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré.
Incluso Jesús se sintió abandonado, pero Dios no lo rechazó
Y cerca de la hora de nona, Jesús exclamó con grande voz, diciendo: Eli, Eli, ¿lama sabachtani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
Jesús sabe lo que es ser rechazado por tu propia gente
A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.
Jesús se preocupa por mí pase lo que pase
Echando toda vuestra solicitud en él, porque él tiene cuidado de vosotros.
Jesús, quien fue rechazado, es la piedra angular de mi fe
La piedra que desecharon los edificadores, Ha venido á ser cabeza del ángulo.
Cristo advierte a sus seguidores que no rechacen a los niños
Mirad no tengáis en poco á alguno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre la faz de mi Padre que está en los cielos.
Puedo afrontar el rechazo porque Cristo, mi Pastor, me guía
Jehova es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará yacer: Junto á aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; Guiárame por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno; porque tú estarás conmigo: Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezarás mesa delante de mí, en presencia de mis angustiadores: Ungiste mi cabeza con aceite: mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida: Y en la casa de Jehová moraré por largos días.
Todas las cosas ayudan a bien a los que aman a Dios
¿Pues qué diremos á esto? Si Dios por nosotros, ¿quién contra nosotros?
Puedo aceptarme como soy agradeciendo a Dios por crearme
Porque tú poseiste mis riñones; Cubrísteme en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras: Estoy maravillado, Y mi alma lo conoce mucho.
Mi familia puede rechazarme, pero el Señor no me olvidará
¿Olvidaráse la mujer de lo que parió, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque se olviden ellas, yo no me olvidaré de ti.