Dios nos llama a una vida libre de preocupaciones y trampas de este mundo.
Pero la libertad nuestra, dada por Dios, viene con responsabilidad. Nosotros no podemos acaparar el regalo de libertad de Dios. Tampoco debemos usarlo para juzgar o esclavizar a otros. “De gracia recibisteis, dad de gracia”, instruye Jesús a sus seguidores (Mateo 10: 8). Se lo debemos a aquellos que aún están esclavizados por el pecado para hablarles de la libertad eterna que pueden encontrar en Cristo Jesús, nuestro Señor de la libertad.
Dios me ha liberado de la esclavitud del pecado y la pena de muerte
¿Qué fruto, pues, teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? porque el fin de ellas es muerte. Mas ahora, librados del pecado, y hechos siervos á Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y por fin la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte: mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
Cristo me hace libre; depende de mí aceptar esa libertad
Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no volváis otra vez á ser presos en el yugo de servidumbre.
La libertad es la respuesta de Dios a la oración
Desde la angustia invoqué á JAH; Y respondióme JAH, poniéndome en anchura.
La libertad piadosa nunca viene a expensas de otro
Porque vosotros, hermanos, á libertad habéis sido llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión á la carne, sino servíos por amor los unos á los otros. Porque toda la ley en aquesta sola palabra se cumple: Amarás á tu prójimo como á ti mismo.
La libertad viene con responsabilidad
Porque esta es la voluntad de Dios; que haciendo bien, hagáis callara la ignorancia de los hombres vanos: Como libres, y no como teniendo la libertad por cobertura de malicia, sino como siervos de Dios.
Alabo a Dios por librarme de la muerte
Porque miró de lo alto de su santuario; Jehová miró de los cielos á la tierra, Para oir el gemido de los presos, Para soltar á los sentenciados á muerte; Porque cuenten en Sión el nombre de Jehová, Y su alabanza en Jerusalem.
Dios presta mucha atención de cómo uso mi libertad
Así hablad, y así obrad, como los que habéis de ser juzgados por la ley de libertad. Porque juicio sin misericordia será hecho con aquel que no hiciere misericordia: y la misericordia se gloría contra el juicio.
Sirvo a Dios de buena gana porque él me ha liberado
Oh Jehová, que yo soy tu siervo, Yo tu siervo, hijo de tu sierva: Rompiste mis prisiones. Te ofreceré sacrificio de alabanza, E invocaré el nombre de Jehová.
La libertad que Dios me da cambia y afecta mis acciones
Mas el que hubiere mirado atentamente en la perfecta ley, que es la de la libertad, y perseverado en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, este tal será bienaventurado en su hecho.
Los mentirosos no son libres
El testigo falso no quedará sin castigo; Y el que habla mentiras no escapará.
La libertad que Cristo me da es eterna
Y el siervo no queda en casa para siempre: el hijo queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.
Dios me llama a brindar libertad a sus hijos necesitados
¿No es antes el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, deshacer los haces de opresión, y dejar ir libres á los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y á los pobres errantes metas en casa; que cuando vieres al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu carne?
Dios espera que comparta su regalo de libertad
Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios: de gracia recibisteis, dad de gracia.