“Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos” (Mateo 5: 3).
Es una declaración de la empatía y la comprensión de nuestro Salvador por la humanidad. Él comenzó lo que se convertiría en su sermón más famoso con una bendición para aquellos que sufren de problemas de salud mental.
Jesús, quien “fue despreciado y rechazado… varón de dolores, y experimentado en quebranto” (Isaías 53: 3 RV), entiende la angustia mental. Cristo extiende su amor y misericordia a todos, diciendo: “Venid a mí todos los que… estáis agobiados y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).
Jesús sabe lo que es sufrir marginación y rechazo
Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto: y como que escondimos de él el rostro, fué menospreciado, y no lo estimamos.
Jesús conoce exactamente por lo que estoy pasando, Él ya lo ha superado
Porque no tenemos un Pontífice que no se pueda compadecer de nuestras flaquezas; mas tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
Dios libera mi alma y me da descanso
Vuelve, oh alma mía, á tu reposo; Porque Jehová te ha hecho bien. Pues tú has librado mi alma de la muerte, Mis ojos de lágrimas, Y mis pies de desbarrar. Andaré delante de Jehová En la tierra de los vivientes.
Solo Dios tiene el poder de evitar que tropiece
A aquel, pues, que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros delante de su gloria irreprensibles, con grande alegría, Al Dios solo sabio, nuestro Salvador, sea gloria y magnificencia, imperio y potencia, ahora y en todos los siglos. Amén.
Dios me mantiene con vida y me libera del prorfundo infierno
Jehová Dios mío, A ti clamé, y me sanaste. Oh Jehová, hiciste subir mi alma del sepulcro; Dísteme vida, para que no descendiese á la sepultura. Cantad á Jehová, vosotros sus santos, Y celebrad la memoria de su santidad.
La misión de Jesús es curar a los enfermos; Tiene el poder para hacerlo
Y oyéndolo Jesús, les dice: Los sanos no tienen necesidad de médico, mas los que tienen mal. No he venido á llamar á los justos, sino á los pecadores.
Cuando clame a Dios en mis horas más oscuras, Él me orientará
Respóndeme presto, oh Jehová que desmaya mi espíritu: No escondas de mí tu rostro, Y venga yo á ser semejante á los que descienden á la sepultura. Hazme oir por la mañana tu misericordia, Porque en ti he confiado: Hazme saber el camino por donde ande, Porque á ti he alzado mi alma.
Los profesionales pueden ayudar a las personas en necesidad
Y oyéndolo Jesús, le dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.
Todos hemos pecado, pero todo lo que hacen los justos está en las manos de Dios
Ciertamente dado he mi corazón á todas estas cosas, para declarar todo esto: que los justos y los sabios, y sus obras, están en la mano de Dios; y que no sabe el hombre ni el amor ni el odio por todo lo que pasa delante de él. Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol, que todos tengan un mismo suceso, y también que el corazón de los hijos de los hombres esté lleno de mal, y de enloquecimiento en su corazón durante su vida: y después, á los muertos.
Mi cuerpo puede ser débil, pero el poder de Dios me llena y no permitirá que sea destruido
Tenemos empero este tesoro en vasos de barro, para que la alteza del poder sea de Dios, y no de nosotros: Estando atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperamos; Perseguidos, mas no desamparados; abatidos, mas no perecemos
Dios me escucha cuando clamo a Él, incluso cuando estoy en mi peor momento
Y dijo: Clamé de mi tribulación á Jehová, Y él me oyó; Del vientre del sepulcro clamé, Y mi voz oiste. Descendí á las raíces de los montes; La tierra echó sus cerraduras sobre mí para siempre: Mas tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Jehová Dios mío. Cuando mi alma desfallecía en mí, acordéme de Jehová; Y mi oración entró hasta ti en tu santo templo.
Todo lo que me atormenta aquí en la tierra es temporal en comparación con mi vida eterna con Dios
Por tanto, no desmayamos: antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior empero se renueva de día en día. Porque lo que al presente es momentáneo y leve de nuestra tribulación, nos obra un sobremanera alto y eterno peso de gloria.