Vivimos en un mundo en el que cada átomo está contaminado por el pecado. Enfermedad, dolencia, sufrimiento y muerte son el resultado inevitable de vivir en un planeta caído. Nadie queda ileso.
“En este mundo, tendrán aflicción”, les dijo Jesús a sus amigos, “¡pero confiad! ¡Yo he vencido al mundo!” (Juan 16:33). Cristo ha vencido todos los síntomas del pecado. Cada dolor de corazón, cada enfermedad, cada cuerpo o mente dañados pueden ser puestos en sus manos capaces y amorosas. Nuestra bendita esperanza en Jesús promete que el problema que soportamos aquí es solo temporal, ¡sin embargo, estamos destinados a la eternidad!
Mi creencia en Jesús y mi fe me dan la victoria sobre cualquier cosa que el mundo me arroje
Porque todo aquello que es nacido de Dios vence al mundo: y esta es la victoria que vence al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
Cada persona tiene su propia plaga y su propia tristeza, pero Dios escucha sus oraciones y conoce sus corazones
Y si hubiere hambre en la tierra, ó si hubiere pestilencia, si hubiere tizoncillo ó añublo, langosta ó pulgón; ó si los cercaren sus enemigos en la tierra de su domicilio; cualquiera plaga ó enfermedad que sea; Toda oración y todo ruego que hiciere cualquier hombre, ó todo tu pueblo Israel, cualquiera que conociere su llaga y su dolor en su corazón, si extendiere sus manos á esta casa, Tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu habitación, y perdonarás, y darás á cada uno conforme á sus caminos, habiendo conocido su corazón; (porque solo tú conoces el corazón de los hijos de los hombres;) Para que te teman y anden en tus caminos, todos los días que vivieren sobre la haz de la tierra que tú diste á nuestros padres.
Jesús puede curar toda enfermedad y dolencia
Y rodeó Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
Algunas enfermedades son el resultado directo de la desobediencia intencional hacia Dios
Y viniéronle letras del profeta Elías, que decían: Jehová, el Dios de David tu padre, ha dicho así: Por cuanto no has andado en los caminos de Josaphat tu padre, ni en los caminos de Asa, rey de Judá, Antes has andado en el camino de los reyes de Israel, y has hecho que fornicase Judá, y los moradores de Jerusalem, como fornicó la casa de Achâb; y además has muerto á tus hermanos, á la familia de tu padre, los cuales eran mejores que tú: He aquí Jehová herirá tu pueblo de una grande plaga, y á tus hijos y á tus mujeres, y á toda tu hacienda; Y á ti con muchas enfermedades, con enfermedad de tus entrañas, hasta que las entrañas se te salgan á causa de la enfermedad de cada día.
La oración insistente de los creyentes a favor de los enfermos es poderosa y eficaz
¿Está alguno enfermo entre vosotros? llame á los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si estuviere en pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras faltas unos á otros, y rogad los unos por los otros, para que seáis sanos; la oración del justo, obrando eficazmente, puede mucho.
El acapar riquezas no puede ahuyentar la enfermedad
Hay una trabajosa enfermedad que he visto debajo del sol: las riquezas guardadas de sus dueños para su mal; Las cuales se pierden en malas ocupaciones, y á los hijos que engendraron nada les queda en la mano. Como salió del vientre de su madre, desnudo, así se vuelve, tornando como vino; y nada tuvo de su trabajo para llevar en su mano. Este también es un gran mal, que como vino, así haya de volver. ¿Y de qué le aprovechó trabajar al viento? Demás de esto, todos los días de su vida comerá en tinieblas, con mucho enojo y dolor y miseria.
El Señor me sostendrá cuando esté enfermo
Jehová lo guardé, y le dé vida: sea bienaventurado en la tierra, Y no lo entregues á la voluntad de sus enemigos. Jehová lo sustentará sobre el lecho del dolor: Mullirás toda su cama en su enfermedad. Yo dije: Jehová, ten misericordia de mí; Sana mi alma, porque contra ti he pecado. Reunidos murmuraban contra mí todos los que me aborrecían: Contra mí pensaban mal, diciendo de mí: Cosa pestilencial de él se ha apoderado; Y el que cayó en cama, no volverá á levantarse.
A veces, la miseria es tan grande que las personas buenas y rectas pierden la esperanza
Así poseo yo meses de vanidad, Y noches de trabajo me dieron por cuenta. Cuando estoy acostado, digo: ¿Cuándo me levantaré? Y mide mi corazón la noche, Y estoy harto de devaneos hasta el alba. Mi carne está vestida de gusanos, y de costras de polvo; Mi piel hendida y abominable. Y mis días fueron más ligeros que la lanzadera del tejedor, Y fenecieron sin esperanza.
Jesús vino a sanar la enfermedad del pecado
Y oyéndolo Jesús, les dice: Los sanos no tienen necesidad de médico, mas los que tienen mal. No he venido á llamar á los justos, sino á los pecadores.
La enfermedad afecta a todos, incluso a los profetas y siervos de Dios
Estaba Eliseo enfermo de aquella su enfermedad de que murió. Y descendió á él Joas rey de Israel, y llorando delante de él, dijo: Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de á caballo!