Somos Semillas

por Heather Tietz

Romanos 5:5

Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios está derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos es dado.

Sin agua, una semilla no puede alcanzar su potencial.

No crecerá. No puede producir flores ni frutos ni convertirse en nada más que una merienda. Las semillas necesitan agua para convertirse en lo que deben ser.

De manera similar, la gente necesita el Espíritu Santo.

Toda la gente lo hace. Como el agua, necesitamos que Él sea derramado en nosotros para que podamos convertirnos en las criaturas que Dios planeó. De alguna manera en el intercambio de palabras, en la declaración de nuestra fe, en el entusiasmo de nuestro corazón, el Espíritu de Dios habita en nosotros.

Si escuchamos, el Espíritu Santo nos aconseja. Si lloramos, Él nos consuela. Si somos tentados, nos da poder. Mientras vivimos, Él nos permite amar. El Espíritu de Dios nos convierte en las criaturas amorosas para las que Dios nos diseñó que fuésemos.

Como la semilla vivificada por el agua, el Espíritu Santo vigoriza nuestros miembros, extendiéndonos en fuertes ramas de apoyo para los demás, brindándoles amorosos lugares donde pueden encontrar alegría, paz, paciencia, bondad, gentileza y autocontrol, el calor genuino del corazón que no podemos evocar sin la ayuda del Espíritu Santo. Con la ayuda del Espíritu, nosotros también podemos amar al codicioso, al feo, al enemigo y al criminal.

Dios reside en nosotros. Estréchate y ama hoy.


Reflexión

¿Cómo puede la gente saber que el amor de Dios ha sido derramado en mi vida?


Plegaria

Querido Dios, gracias por la esperanza que das y el amor que otorgas. Por favor lléname con Tu Espíritu Santo. Ayuda a que las semillas del amor y del perdón echen raíces y broten en mí. En el nombre de Jesús oro, Amén.