A Dios le fascina escuchar a sus hijos cantar.

“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” Estas se encuentran entre las últimas palabras que Jesús pronunció en la cruz antes de morir por nuestros pecados. Y también son las palabras iniciales del Salmo 22.

Los Salmos eran el himnario de Israel. Los Salmos son, por mucho, el libro más largo de la Biblia por una razón: contiene más de cien cánticos de oración y alabanza, y presenta algo para cada situación.

Como cualquier himnario, los Salmos incluyen cantos para distintas ocasiones. Cantos de felicidad, de duelo, de súplica y de acontecimientos históricos fueron todos parte de la cultura de Israel. Al igual que las 10 canciones más populares de hoy, todos conocían los Salmos.

De modo que cuando Jesús exclamó sus últimas palabras, todos los presentes debieron haber sabido instantáneamente el Salmo que Él estaba citando. (Cuando lo leas, te sorprenderás. Aunque comienza con una profunda tristeza, termina con una profecía que Jesús mismo cumplió).

¡Cantad al Señor!

Incluso en tus momentos más oscuros, puedes alzar la voz y cantar. Dile a Dios lo que hay en tu corazón. Cántale hoy tu canto.