por John Michalak
La noche ha pasado, y ha llegado el día: echemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de luz.
Has escuchado el dicho: “¡Siempre es más oscuro antes del amanecer!”
Nuestro mundo puede ser un lugar oscuro. Y a medida que pasan los años, parece oscurecerse aun más. Nuestra civilización es menos moral. La violencia y el odio van en aumento. Parece inútil que oponerse a esta oscuridad sirva de algo.
Pero, si el dicho es cierto, el hecho de que el mundo se esté oscureciendo debería llenarnos de esperanza. Porque cuanto más oscurece, más cerca estamos de que aparezca el nuevo día.
Cristo está más cerca de nosotros hoy que ayer; más cerca que el minuto previo. La luz de su reino se acerca con cada código moral que se abandona, con cada aumento de calamidad y vicio. Cuanto más asoma la cabeza el enemigo en señal de victoria, más cerca estamos de su desaparición.
Pero no deberíamos perder la esperanza y vivir con temor. No.
El versículo de hoy nos aconseja levantarnos como se hace antes del amanecer y prepararnos para este nuevo día. Con cada centímetro de territorio que la oscuridad toma, debemos responder como soldados de la luz.
Queramos admitirlo o no, la oscuridad es una razón para tener esperanza. Levántate y proclama la llegada del amanecer.
¿De qué maneras puedo ser un soldado de la luz en mi familia, mi iglesia y mi comunidad?
Querido Señor, por favor ayúdame a abrazar la esperanza de tu regreso. Lléname con tu Espíritu para que pueda ayudar a difundir tu luz en medio de la oscuridad del mundo. En el nombre de Jesús oro, Amén.