por Heather Tietz
De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me ha enviado, tiene vida eterna; y no vendrá á condenación, mas pasó de muerte á vida.
Nicky Cruz pasó de la muerte a la vida.
En 1958, Nicky y varios miembros de su pandilla entraron en un departamento de policía de la ciudad de Nueva York. Depusieron sus armas. Dejaron su búsqueda de sangre, venganza y poder y se embarcaron en una nueva vida.
Nicky creció en Puerto Rico, hijo de una bruja y un sacerdote satánico. Fue uno de diecinueve hijos, fue maltratado físicamente y, a menudo, se despertaba golpeado y sangrando.
Sus padres enviaron al hijo “problemático” a Nueva York. Allí, la pandilla Mau-Mau se convirtió en su nueva familia, y su corazón duro lo llevó al crimen real.
Un día, un valiente pastor llamado David Wilkerson le presentó a Nicky algo que no había visto antes: el amor.
En una sala de 2000 pandilleros, Nicky escuchó sobre la oferta de perdón de Jesús y su deseo de mejorar nuestras vidas. El duro corazón de Nicky cambió. Él escuchó. Él creyó. Se volvió activamente a Dios, renunciando a su vida de muerte y, con ella, al juicio de Dios sobre él.
Dios ha estado usando la vida de Nicky desde entonces para llevar a miles a Jesús.
Dios no pondera nuestros pecados. Todos somos culpables ante Jesús. Alguien cerca de ti necesita amor. No tengas miedo. Cuéntales. Muéstrales que Dios los ama y tú también.
Quiero reclamar hoy como mía la promesa dadora de vida. ¿Qué debo hacer para pasar de muerte a vida? Lo haré hoy y todos los días.
Querido Señor, por favor utilízame para compartir a Jesús con tus hijos. Ayúdame a ayudar a otros a escuchar y a creer, para llevarlos a una relación eterna contigo. En el nombre de Jesús oro, amén.