Hace varios años, fui a ver a mi agente de seguro de automóvile para corregir un error de computadora en mi estado de cuenta.

Cuando le mostré al agente lo que había sucedido, fue grosero, usó un lenguaje obsceno (sobre el sistema informático) y actuó como si yo estuviera interponiéndome en su día.

Avancemos rápido cinco meses más tarde.

Estaba yo dirigiendo una presentación de una navidad-en vivo en la comunidad que involucraría a varias iglesias del área. En la primera reunión, cada iglesia involucrada envió dos o tres representantes para hablar en nombre de su congregación. ¿Adivina quién estaba allí? Sí, mi agente de seguros.

Sé que todos pecamos y estamos destituidos de la gloria de Dios. Sé que todos tenemos días malos. ¿Fue ese día acaso uno de esos? Sin embargo, estaba desilusionada y me costó dejar de lado mi encuentro con él. Me costaba creer que fuera un buen representante de su iglesia.

Esos dos incidentes se han quedado conmigo, al igual que tus interacciones con las personas se quedarán con ellas.

Nunca olvides lo importante que es ser quien dices ser en todas partes, en todo momento, para que puedas residir en paz en el monte santo de Dios.