por Pastor Ken
BUENO es alabar á Jehová, Y cantar salmos á tu nombre, oh Altísimo; Anunciar por la mañana tu misericordia, Y tu verdad en las noches, En el decacordio y en el salterio, En tono suave con el arpa.
Cuando te permites sentir una sincera gratitud hacia Dios, no puedes evitar rebosar de amor desinteresado.
Expresar gratitud con gran profundidad e intensidad es algo que todos debemos hacer regularmente. Al hacerlo, podremos descansar en su infinito amor ágape y concentrarnos en el sacrificio extremo que Jesucristo hizo por nuestra salvación.
Estás viviendo y respirando por la única razón de que Dios quiere que lo hagas.
Él vigila cada respiración y cada latido de tu corazón. Él conoce tus pensamientos, tus miedos y los deseos de tu interior. Pero él no solo sabe estas cosas… Él se preocupa por estas cosas. Y lo hace profundamente.
Es posible que las cosas no siempre salgan como tu esperas. Pero las dificultades que soportamos no significan que a Dios no le importe. A menudo, nuestras pruebas sirven para hacernos más conscientes de la providencia de Dios, su gracia infinita, su cuidado protector, su amor.
Como dijo el inspirador orador y autor W. A. Ward: “La gratitud [a Dios] puede transformar los días comunes en acción de gracias, convertir los trabajos rutinarios en alegría y cambiar las oportunidades ordinarias en bendiciones”.
¡Oh, por cuánto tenemos que estar agradecidos!
“Gracias, Señor, por darme un nuevo día. Oro para que yo te dé gracias en todo lo que hago. En el nombre de Jesús oro, Amén.” ¿Cómo podría cambiar mi vida si, durante la próxima semana, ofrezco esta alabanza a Jesús cuando me despierte todos los días?
Dios celestial, estaré eternamente agradecido por tu maravilloso amor y cuidado. Que mi alabanza sea música para tus oídos. Gracias por cuidarme, protegerme y amarme. Aunque las cosas no siempre salgan a mi manera, que siempre vayan conforme a la tuya. Te alabo en el maravilloso nombre de Jesús, Amén.