por Darla Noble
Venid á mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
Toma una hoja de papel normal, sostenla de manera vertical entre tus dedos e intenta equilibrar un libro en el borde superior. El libro puede ser su Biblia, un cuaderno, un libro para niños, no importa el título.
No es posible hacerlo, ¿verdad?
Ahora, enrolla el trozo de papel en un tubo del tamaño del tubo que encuentras en el medio de un rollo de toallas de papel. Sostén el tubo y equilibra tu libro en el mismo borde.
La misma hoja de papel. El mismo libro. Un resultado diferente.
¿Por qué? Porque cambiar la forma del papel añade fuerza y estructura que permite que el peso del libro se disperse de forma diferente.
El versículo de hoy nos compara con ese pedazo de papel.
Cuando tratamos de hacer las cosas por nuestra cuenta, caemos bajo el peso de las cosas que la vida nos trae (o que nos traemos a nosotros mismos). Sin embargo, cuando nos permitimos llegar a ser uno con Cristo, Él nos rodea con Sus brazos amorosos, manteniéndonos seguros en nuestro lugar.
Nuestros problemas no son problema para Dios. Es Su presencia la que nos permite soportar el peso de todo lo que se nos presenta.
No trates de vivir la vida solo. No vale la pena.
¿Cuándo es que trato de manejar el estrés y las dificultades de la vida por mi cuenta? ¿Qué me impide entregarlos a Jesús?
Querido Dios, estoy cansado de tratar de vivir la vida por mi cuenta. Quiero que me guíes, que dirijas mis caminos y que me ayudes a llevar mis cargas. En el nombre de Jesús oro, Amén.