Lenguaje Sazonado

por Heather Tietz y Joyverse

Colosenses 4:6

Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal; para que sepáis cómo os conviene responder á cada uno.

La sal. La vida depende de ella.

Los músculos y los nervios no pueden funcionar sin ella. De hecho, todos los seres vivos deben tener sal en su dieta para sobrevivir.

La mayoría de las personas en los países desarrollados, cuyas dietas incluyen un alto porcentaje de alimentos procesados, consumen demasiada sal, lo que contribuye a la presión arterial alta, cálculos renales y enfermedades cardíacas. Pero muy poca sal también causa problemas de salud, como tiroides hipoactiva, mareos, convulsiones, insuficiencia cardíaca e incluso la muerte. Nuestro buen Dios hizo la sal sabrosa para que nos sintiéramos atraídos a comerla, para deleitar nuestra comida y hacer que nuestro cuerpo funcione correctamente.

El lenguaje necesita sal para que también funcione correctamente, para que valga la pena, sea significativo y útil. Nuestro hablar, cualquiera que sea el tema, necesita la sal que preserva la vida: un condimento selecto. Se necesitan palabras exquisitas, reflexivas, sinceras y verdaderas que inviten a los de afuera a entrar. Tales palabras de comprensión, que son amables no nos separan de los demás, sino que en su lugar trasmiten: “Estamos en esta mesa juntos. ¡Saborea esto! Ve cuán bueno es Dios”.

Las palabras groseras, polémicas, insolentes y de debate enfurecen. Pero las palabras amables y llenas de gracia se aceptan. “Su bondad nos lleva al arrepentimiento” (Romanos 2:4 NET).

Entonces, nuestra bondad también ganará a otros para Él.


Reflexión

¿Qué conversaciones mías podrían necesitar más del condimento de Dios?


Plegaria

Dios de amor: “Que las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón te sean agradables”. Por favor adereza mis palabras con tu gracia. Ayúdame a hablar siempre a tus hijos con palabras de amor bien sazonadas. En el nombre de tu Hijo Jesús te lo ruego, Amén.