Toque De Oro

por Heather Tietz

Jeremías 17:14

Sáname, oh Jehová, y seré sano; sálvame, y seré salvo: porque tú eres mi alabanza.

El rey Midas tuvo el toque de oro.

En el mítico cuento moral griego, todo lo que Midas ponía en sus manos (muebles, comida, personas) se convertía en oro. El nombre de Midas es sinónimo de codicia y de insatisfacción.

Nuestro Dios también tiene un toque dorado. ¡Pero nuestro Dios no es mítico! Y su toque dorado es una bendición, no una maldición. Todo lo que Él desee sucederá.

Todos los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas cuentan la historia de una mujer que había estado enferma sangrando durante doce años. Como era ceremonialmente impura, no se le permitía tocar a nadie.

Sin embargo, cuando oyó hablar de un rabino sanador a cincuenta kilómetros de distancia, supo que tenía que llegar a él. Si pudiera agarrar el borde de su manto, sería sanada.

Extendiendo la mano con fe, tocó el manto de Jesús. Y Dios le tocó con sanidad.

Él puede dirigir las manos del cirujano e iluminar a los investigadores. Puede salvar incluso sin un toque terrenal. Ninguna dolencia está más allá de su comprensión, ninguna enfermedad está más allá de su capacidad de curar.

Si pedimos y Él quiere, si es lo mejor en su gran visión del tiempo, entonces se hará. Así que ora. Si alguien puede brindarte respuestas, si alguien puede sanarte, el toque de oro de Dios debe ser lo primero.


Reflexión

¿Por cuál curación estoy ansioso? ¿He llevado mi petición a Dios?


Plegaria

Querido Dios, por favor toca mi vida y hazla limpia. Sáname de todo aquello que me mantiene alejado de ti. Gracias por tu amor eterno e inagotable. En el maravilloso nombre de Jesús oro, Amén.