por Darla Noble
No temas, que yo soy contigo; no desmayes, que yo soy tu Dios que te esfuerzo: siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.
Justo antes de que llevaran a la abuela a la cirugía para reemplazar una de las válvulas de su corazón, nos dimos un beso.
“No te preocupes por mí”, dijo. “Si me pasa algo, recuerda: estarás bien. Dios es quien ha estado cuidando de ti todos estos años. No va a parar sólo porque yo ya no esté”.
Me alegra comunicar que mi abuela salió bien de la cirugía y disfrutamos varios años más juntas antes de que el Alzheimer me la arrebatara lentamente.
Durante esos momentos, cuando luchábamos con la fealdad de su enfermedad, sus palabras volvían a mí una y otra vez. Dios era quien nos cuidaba y no iba a detenerse. Jamás.
No hay nada que podamos atravesar de lo cual Dios no pueda protegernos. Nada es demasiado grande o demasiado malo para que Dios nos saque de ahí. Él es Quien te ha estado cuidando toda tu vida.
Recuerda eso y estarás bien.
¿Qué miedos y dudas necesito entregar a Dios? Me tomaré unos minutos ahora mismo para hacerlo.
Querido Dios, gracias por estar siempre cerca, dispuesto a protegerme, fortalecerme y consolarme. Dame la fe para depender de ti todos los días, en los buenos y en los malos tiempos, para que nunca dude de tu amor. En el nombre de Jesús oro, Amén.