¿Cuántos proyectos inconclusos tienes guardados en los estantes de tu armario?

¿Cuántos equipos deportivos están metidos en tu garaje porque la actividad terminó siendo más difícil o más laboriosa de lo que esperabas?

¿Cuántas veces le has dicho a un amigo: “Vamos a almorzar juntos pronto”? pero seis meses después todavía no has ido? ¿Cuántas ocasiones les ha dicho a tus hijos: “Jugaré contigo más tarde” o “Iremos allí en algún momento”? Sin embargo, todavía están esperando.

Dios no hace promesas que no cumple. Ni nos deja colgados para hacer algo o para ir a algun lugar.

Si no estás disfrutando las recompensas de las promesas de Dios o si te sientes solo y luchando por sobrevivir, puede ser que no le estés permitiendo a Dios estar presente en tu vida.

Dios siempre está ahí, aunque nunca se impone a nosotros. Él siempre está listo para intervenir y tomarte de la mano, llevándote a lo seguro y hacia las bendiciones que Él quiere darte, sin embargo, nunca te arrastrará por el camino que desea para tu vida.

La decisión es tuya. ¿Le dejarás guiarte? Confía en Dios para llevarte a donde Él sabe que debes estar.