A Primera Vista

por Ami Hendrickson

Isaías 62:5

Pues como el mancebo se casa con la virgen, se casarán contigo tus hijos; y como el gozo del esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo.

“¡Estoy desesperada!” suplicó mi amiga. “Mi ayudante habitual se quebró la pierna y tengo una cita agendada para tomar fotografías de boda este fin de semana. ¿Me puedes ayudar?”

“No soy una fotógrafa profesional”, repliqué.

“Lo harás bien”, me dijo.

Acepté ayudar, pero estaba nerviosa porque la única razón por la que mi amiga me necesitaba era para captar un momento que ella no podría. Y yo tenía miedo de echarlo a perder.

Como su objetivo era la novia, mi amiga estaba al frente de la iglesia cuando comenzó la ceremonia. Mi trabajo era tomar una fotografía del novio en ese primer momento en el que vería a la novia.

“Ese es el momento”, me había dicho. “No dura mucho, pero siempre está ahí. Empieza la música, él se da la vuelta, la ve y resplandece de amor. No me importa si no tomas una foto más, pero esa no se te vaya a escapar”.

Llegó el momento. La novia comenzó a caminar por el pasillo. El joven vio a su amor caminar hacia él….

Él se veía radiante mientras el amor lo abrumaba. Lo llenaba y fluía de él. Tomé la fotografía inmortalizando ese momento.

Como un novio mira a su novia, rebosante de amor y promesas, así Dios nos ve cuando volvemos a él. Se regocija de que hayamos decidido unir nuestras vidas con él y de vivir con él para siempre.


Reflexión

¿Qué hay en mi vida que es motivo de regocijo para Dios?


Plegaria

Amante y Dios eterno, gracias por mirarme con amor. Ayúdame a nunca dejar de caminar hacia ti. En el santo nombre de Jesús oro, Amén.