La gente suele decir “ver para creer” y, en su mayor parte, nadie puede discutir esa premisa.

Pero en el reino de Dios, la fe pesa más que el ver. La fe va más allá de ver.

Cuando Jesús se levantó de la tumba, se apareció a algunos de sus discípulos durante la ausencia de Tomás. Cuando los otros discípulos le contaron a Tomás sobre la aparición sobrenatural de Jesús, él lo dudó.

Tomás se negó a creer hasta que pudo ver a Jesús. En su gracia y misericordia, Jesús reapareció y le mostró a Tomás sus manos con las cicatrices de los clavos, demostrando que había resucitado de entre los muertos.

Cuando se trata de creer, la fe es más poderosa que ver.

Jesús le dijo a Tomás que les esperaba una bendición especial a aquellos que creyeran en Él sin verlo. Cuando Jesús hablaba con Tomás, tenía en mente a cada creyente que abrazaría completamente la verdad del evangelio por medio de la fe antes de ver a Jesús cara a cara. La fe en la gnerosidad de Dios y en el poder de la cruz va más allá de ver para creer.

Así que atrévete. Reclama esta bendición. Jesús murió en la cruz por ti y vendrá otra vez. Si crees en Él, entonces ¡tú eres bendecido en verdad!