por Darla Noble
Y el mismo Señor de paz os dé siempre paz en toda manera. El Señor sea con todos vosotros.
Una amiga mía muy querida es madre de crianza temporal, lo cual, en mi opinión, es una de las situaciones más difíciles y dolorosas en las que te puedes encontrar.
Recibir a un niño en tu hogar y en tu corazón, sabiendo que la situación es temporal, está cargado de emociones. Esto es especialmente cierto cuando notas que el niño regresará a una condición menos adecuada cuando regrese a su casa.
Poco después de que le pasara una situación así a mi amiga, le pregunté cómo lo hacía. ¿Cómo se las arregló para mantener la compostura cuando sabía que todo lo que había hecho por ese dulce niño se desharía en cuestión de días?
Su respuesta me hizo darme cuenta del poco crédito que le estaba dando a Dios sobre el tema.
Ella dijo: “No creo que se deshaga. Sé que no se orará por él, sé que no escuchará historias bíblicas ni cantos de alabanza, y sé que no escuchará “te amo” al menos una docena de veces al día. Pero lo hizo mientras estuvo aquí y no lo olvidará. Y saber eso me da paz. Dios nos dijo cuando decidimos convertirnos en padres adoptivos que él nos daría paz con cada asignación y en cada remoción, y eso es todo. Sé que Él no les permitirá olvidar lo que obtuvieron de nosotros”.
Nosotros podemos tener esa misma paz. Podemos tener una paz incesante sabiendo que Dios está con nosotros sin importar que pase y nos ayudará a superar cualquier cosa.
¿Cómo experimento la paz de Dios?
Dios santo, gracias por ser la fuente de paz en mi corazón y en mi mente. Ayúdame a recordar siempre que estás cerca. En el nombre de Jesús humildemente oro, Amén.