Proseguir Hacia La Meta Imposible

por Heather Tietz

Filipenses 3:13-14

Hermanos, yo mismo no hago cuenta de haber lo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome á lo que está delante, Prosigo al blanco, al premio de la soberana vocación de Dios en Cristo Jesús.

Jesús es la perfección.

Perfecto en cada palabra, en cada acción, en cada pensamiento, en cada interacción con sus enemigos, amigos, con religiosos orgullosos, con grandes pecadores: Jesús tuvo una capacidad ilimitada para amar y perdonar.

Esa es nuestra meta imposible, ser semejantes a él. Nos falta mucho parar estar a su altura. Nos esforzamos. Nos caemos. Intentamos de nuevo constantemente. La perfección es una lucha. No lo obtendremos hasta que Jesús nos haya provisto con nuevos cuerpos, en nuestro nuevo hogar.

Mirar hacia atrás a nuestros muchos intentos fallidos es desalentador.

¡Gracias a Dios, Él no hace eso! Él no considera nuestros pecados como nosotros. De hecho, Él los olvida intencionalmente, arrojándolos “a las profundidades del mar” (Miqueas 7:19) y apartándolos “tan lejos como el oriente del occidente” (Salmo 103:12).

Dios no nos ama por ser buenos. Podemos intentar la perfección, pero por nuestra cuenta es una meta imposible. Sin Jesús, nunca podremos ser buenos como Dios lo define.

¡No desentierres viejos pecados! Si lo sientes, si has pedido perdón, sepulta ese pensamiento. ¡Segue adelante! Deja que la vida y el amor de Jesús, dirijan. Lee sus palabras. Ora por fortaleza. Cada paso que des más cerca de Jesús es un paso más cerca de la perfección.


Reflexión

¿Cómo Dios me ha cambiado ya? ¿Cómo soy más ahora como Jesús que en el pasado?


Plegaria

Querido Jesús, quiero proseguir más y más cerca de ti. Ayúdame a olvidar mis pecados pasados, como tú lo has hecho. Por favor, dame ojos y un corazón solo para ti. En tu precioso nombre oro, Amén.