por Pastor Ken
Porque ¿qué aprovechará al hombre, si granjeare todo el mundo, y pierde su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?
He conocido personas que han participado en una “experiencia de muerte”.
Escriben su propio elogio y un mensaje de despedida para familiares y amigos. Incluso van tan lejos como para acostarse en un ataúd para que puedan ver cómo se ven “muertos”.
Esta experiencia es para recordarle al participante que debemos vivir de tal manera que no tengamos remordimientos cuando muramos.
Nadie sabe cuándo terminará la vida aquí en la tierra. La vida puede perderse inesperadamente en el tiempo que tarda nuestro corazón en pasar de un latido a otro. Entonces, también, incluso la más sombría de las situaciones puede cambiar, dándonos energía y vida renovadas para los años venideros.
Experimentamos esta verdad en nuestra familia hace algunos años, cuando mi esposa estaba gravemente enferma.
El médico dijo que sus posibilidades de supervivencia eran escasas. Mientras conducía a casa esa noche con lágrimas corriendo por mi rostro, Dios me envió un mensaje diciéndome que “levante mis ojos a Jesús” a través de las palabras de una canción.
Afortunadamente, Dios concedió mi pedido de darme más tiempo con mi esposa. Pero la experiencia fue un llamado de atención para ambos para hacer de Dios nuestra prioridad número uno. Nada vale más que tener la confianza de saber que pasarás la eternidad con Dios.
¿Qué cambios necesito hacer para poner a Dios como lo primero en mi lista de prioridades?
Querido Señor, mi vida está en tus manos. Por favor, guíame para que pueda vivir eternamente contigo. En el nombre de Jesús oro, Amén.