La comunicación ha recorrido un largo camino. Literalmente.

En la historia temprana, las noticias viajaban a pie o en animales. Podrían pasar días, semanas o meses hasta que las noticias sobre nuevos líderes, el estallido de la guerra, la firma de tratados de paz, la propagación de enfermedades y las solicitudes de ayuda se entregasen con éxito.

Aunque la Guerra Civil estadounidense terminó en mayo de 1865, el Shenandoah continuó devastando los barcos de la Unión durante meses, capturando o quemando más de 30 barcos de la Unión, simplemente porque las noticias de paz tardaron mucho en llegar a ellos.

¡Gracias a Dios que nuestros mensajes a Dios no tienen que viajar por el espacio exterior! Ni siquiera tienen que esperar a que se haga un sacrificio. Dios siempre escucha cuando llamamos.

Las líneas de recepción del cielo están siempre abiertas.

Cuando Jesús vino y murió por nuestros pecados, Dios rasgó el velo del templo. Abrió la sala de comunicaciones para que todos pudieran entrar, en cualquier momento. Dios se puso en modo de Mensajería Instantanea, por así decirlo. Mientras no hayamos roto las líneas telefónicas con nuestra propia negativa a abandonar el pecado (Salmo 66 e Isaías 5), Dios escuchará nuestras oraciones. Habla con Él hoy.