“No puedes tener el pastel y comerlo también”, dice el refrán.

Este proverbio significa que no se pueden disfrutar dos cosas a la vez. Por ejemplo:

• No puedes gastar tu dinero y ahorrar.

• No puedes habitualmente faltar a clases y tener buenas notas.

• No puedes ser infiel a tu cónyuge y tener un matrimonio feliz.

• No puedes sentarte en el sofá todo el día y tener excelente condición física.

• No puedes regularmente nutrir la mente de televisión y esperar tener discernimiento espiritual.

Jesús nos acepta como somos y cómo estamos cuando venimos a Él para recibir el regalo de la salvación.

Sin embargo, cuando lo hagamos, vengamos con arrepentimiento, esperando hacer los cambios en nuestra vida a medida que nos asemejamos cada vez más a Cristo. De otro modo, viviremos equivocados al pensar que podemos permanecer en nuestros pecados de impureza e inmoralidad sexual, juzgando a los demás, andando en chismes, avaricia, embriaguez, deshonestidad y todo aquello a lo que la Biblia llama pecado.

Seguir a Dios significa acercarse cada vez más a Él. Nunca seremos perfectos, pero a medida que nos parezcamos más a Cristo, por la gracia de Dios, fácilmente dejaremos atrás las cosas que no encajan en el Camino Estrecho.