Recuerdo haber aprendido a conducir un automóvil de transmisión manual.

Mi papá y yo estábamos estacionados en una pendiente cuesta arriba. Me mostró cómo presionar el embrague y el freno para cambiar a primera y luego lentamente pisar el acelerador a medida que el automóvil comenzaba a retroceder.

Así como mi papá me enseñó a conducir, Jesús vino a mostrarnos cómo vivir.

Jesús nos mostró el mérito del trabajo duro y de honrar a tus padres. Trabajó hasta los 30 años como obrero. Respetó a su madre y se aseguró de que ella fuera cuidada incluso mientras él colgaba agonizante en la cruz.

Jesús nos mostró cómo podemos vivir una vida santa. Estudiaba y conocía la Palabra de Dios y la usó para sus propósitos y valores. Pasó muchas noches y madrugadas orando a Dios por dirección y fuerza.

Jesús nos mostró el valor de una vida bien empleada. Vivió para aliviar el dolor y el sufrimiento de los demás. Consoló a los afligidos. Se alegraba en las bodas. Le gustaba comer con sus amigos e incluso con extraños. Y finalmente, Él murió para que tú y yo pudiéramos tener la oportunidad de la vida eterna.

Jesús ya recorrió el camino y derrotó a Satanás.

Él te invita a caminar como él lo hizo. Él te fortalecerá para seguir su ejemplo si tan solo se lo pides.