por Darla Noble
Mi escondedero y mi escudo eres tú: En tu palabra he esperado. Susténtame conforme á tu palabra, y viviré: Y no me avergüences de mi esperanza.
Alguien me dijo una vez que pensaba que los cristianos eran personas tratando de esconder la cabeza bajo la arena en lugar de enfrentar las realidades de la vida.
Respondí: no me escondo de la vida. Me escondo del peligro, del daño, de la muerte y de la destrucción. ¡Y no me avergüenzo de admitirlo!
Cuando te escondes en Jesús, te escondes del pecado. Te pones fuera del alcance de tu enemigo y en los brazos amorosos de tu Salvador.
Cuando te escondes en Jesús, descansas en los brazos de Aquel que consuela, dirige, protege y da abundancia.
Es tan maravilloso tener a Jesús como tu escondite y como tu escudo de las preocupaciones y problemas del mundo.
Jesús es la Palabra de Dios (Juan 1:1-4). La Palabra es vida y la Palabra es esperanza. Él te sostiene con firmeza, según su palabra. Bajo su cuidado, vives una vida segura y abundante que es inimaginable sin Él.
Cuando Jesús es tu refugio, lo compartes con todos los que conoces porque los amas y quieres que tengan las mismas maravillosas bendiciones que tú disfrutas.
Si Jesús es mi escondite y mi escudo, y también es la Palabra de Dios, ¿qué dice eso acerca de la importancia de leer y estudiar mi Biblia?
Querido Dios, gracias por ser mi escondite y mi escudo en un mundo inseguro y sin esperanza. Ayúdame a hacer todo lo posible para que mis seres queridos también encuentren su esperanza en ti. En el maravilloso nombre de Jesús oro, Amén.