Dios Quiere Tu Elefante Blanco

por John Michalak

Proverbios 22:4

Riquezas, y honra, y vida, Son la remuneración de la humildad y del temor de Jehová.

Hay un juego popular de intercambio de regalos que se juega en Navidad llamado El Elefante Blanco.

Todo el mundo compra un regalo. Puede ser gracioso o quizás valioso; a menudo, es totalmente inútil. Los obsequios no deseados son los “elefantes blancos”: tal vez una pieza fea de decoración del hogar, un gnomo de jardín extravagante, una llanta de hierro oxidada o un CD de algún mal músico.

Si bien las reglas varían, parte de la emoción está en robar algo de valor de otro jugador o en cambiar un regalo que no quieres por algo que sí. Nadie quiere quedarse atrapado al final con un elefante blanco.

El versículo de hoy habla de valiosos dones que todos deseamos: la riqueza, el honor, la vida misma. El problema es que, aunque deseamos estos dones, los queremos mientras nos aferramos a nuestro orgullo. Queremos riqueza sin confiar en Dios como sustentador.

Queremos honor sin primero humillarnos y darle a Dios lo que le corresponde. Queremos una vida sin reverenciar a Dios como fuente de vida.

El orgullo y la autonomía no son más que un elefante blanco: inútil, feo, son más una carga que un placer. Pero a diferencia del juego de mesa, ¡Dios quiere tu elefante blanco! A cambio, Él te dará los regalos más valiosos del mundo.


Reflexión

¿Qué elefante blanco le traeré a Jesús hoy?


Plegaria

Querido Dios amante, gracias por verme como una persona valiosa. Ayúdame a verme como tú me ves. Que nunca dé por sentado el regalo de la salvación. Te lo pido en el precioso nombre de Jesús, Amén.