Ciego, Pero Ahora Veo!

por David Haase

Romanos 5:8

Mas Dios encarece su caridad para con nosotros, porque siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.

Yo crecí sin conocer del amor de Dios y del sacrificio de Jesús. Cometí muchos errores. Las actitudes infantiles, egoístas y críticas me acompañaron por muchos años.

Nací ciego. Mis ojos estaban tan torcidos que solo se veía lo blanco. Únicamente podía ver luz y oscuridad. Todo era un gran manchón para mí. Tuve cuatro operaciones antes de los cinco años de edad para corregir mis ojos y poder ver.

Recuerdo haber chocado con las paredes y haberme hecho daño. Los niños en la escuela me insultaban, lo que me enojaba mucho. Me convertí en un solitario, sin amigos. Empecé a contraatacar.

Alguien me insultaba y yo le rompía la boca. La mayoría de la gente mejor me dejaba en paz. Luché tanto, mi papá me dijo que nunca llegaría a nada. Pasé el resto de mi vida tratando de demostrarle que estaba equivocado.

Estoy muy agradecido esta mañana por esta Biblia en mi regazo. Romanos 5 nunca falla en poner una sonrisa en mi rostro. Cristo me ha abrazado, incluso cuando estuve ciego a su amor.

Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. ¡Él murió por mí… y por ti también!


Reflexión

¿Le he pedido a Cristo que perdone todo lo que he hecho y que no lo honra? ¿Cómo se siente ser capaz de recordar las experiencias de mi vida con una sonrisa de alabanza y gratitud por el día de hoy?


Plegaria

Querido Dios, gracias por darme seguimiento a lo largo de mi vida y perdonarme por todas las cosas que hice cuando estaba ciego a tu amor. En el nombre de Jesús oro, Amén.